Como a população deve procee

A taxa de crescimento populacional na Terra, que hoje possui 6,5 bilhões de habitantes, caiu nos últimos anos se comparada com o avanço populacional no século passado. Enquanto em 1979 o crescimento era de 2,1% ao ano, atualmente essa taxa não é maior do que 1,3% por ano. Porém os números mostram disparidades entre países desenvolvidos e em desenvolvimento segundo análises da ONU (Organização das Nações Unidas).

Enquanto a população de países ricos cresce pouco (0,25% ao ano), a população de nações em desenvolvimento aumenta quase cinco vezes mais rápido. A evolução demográfica corresponde portanto a situações diferentes: nos países desenvolvidos há a tendência de que a população diminua ao passo em que nas nações em desenvolvimento a população deverá aumentar até 2050.

Disparidade

Como exemplo da disparidade podemos citar nações européias como Itália, Espanha e Portugal onde a população está diminuindo. Ao mesmo tempo, a África e o oeste da Ásia têm apresentado grande desenvolvimento populacional.

Na metade da década de 1990, a população mundial aumentava num ritmo de 82 milhões de pessoas por ano. Em 2004, a população mundial era de 6,4 bilhões de pessoas e aumentava a um ritmo anual de 1,3%, ou seja, 76 milhões de pessoas por ano.

Mantendo-se as atuais tendências demográficas, o mundo passará a ter aproximadamente 9 bilhões de habitantes em 2050. Metade do crescimento populacional terá como responsáveis apenas nove países (Índia, Paquistão, Bangladesh, Nigéria, República Democrática do Congo, Uganda, Etiópia, China e Estados Unidos). Com exceção dos EUA, todos os outros países são considerados pobres ou muitos pobres.

Causas

Este processo, conhecido como transição demográfica, se caracteriza pelo declínio da mortalidade, seguido pelo da fecundidade, com pessoas vivendo por mais tempo e menos crianças nascendo ao mesmo tempo que a proporção de idosos aumenta a cada ano, como resultado na melhoria das condições de vida da população. A expectativa de vida aumentou em mais de 20 anos nas últimas cinco décadas.

Outros fatores dessa desaceleração é a redução do número de filhos por mulher decorrente do uso de métodos contraceptivos; o tratamento de água; a incidência dos surtos de fome que vêm diminuindo em muitos países graças à revolução tecnológica no setor agrícola; e o maior acesso aos serviços de educação e saúde.

De maneira geral, o grande flagelo da fome que seria gerado como conseqüência da explosão demográfica anunciada, não ocorreu. As situações de desnutrição em muitos países estão relacionadas à negligência ou falha humana. A princípio, nosso planeta pode fornecer espaço e alimento para pelo menos 3 bilhões a mais de pessoas das que existem atualmente.


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A medida que la ola caribe avanzaba hacia el occidente y se acercaba a la gran mole de la Cordillera Central, las invasiones, como era natural, se fueron debilitando; pero siempre alcanzaron a ponerse en contacto con las poblaciones chibchas limítrofes de la gran llanura, con algunas de las cuales llegaron a mezclarse, por una o por otra causa, probablemente por la influencia de las mujeres, como sucedió, según queda dicho, en la fusión que se efectuó con las poblaciones pampeanas, formando esos grupos de indudable apariencia mestiza que por la influencia de las madres vinieron a incrustarse en la nación a que ellas pertenecían, que era más culta y más civilizada.

Tal debió ser el origen de los duitamas o tundamas, en quienes, además de poseer en su dialecto las voces ama o aima, las condiciones especiales de su carácter altivo, guerrero y valeroso, superior en mucho al de los chibchas, indican que llevaban en sus venas una buena dosis de sangre caribe. Lo mismo puede decirse de algunas poblaciones del valle de Tenza, al oriente de Boyacá, cuyo aspecto, constitución física y condiciones de carácter parecen el resultado de la mezcla de sangre chibcha y de caribe, suposición que en este caso, como en el de los duitamas, está confirmada por la presencia de nombres que son esencialmente caribes, como garagoa, compuesto de gara o cara, nombre genérico de ese pueblo, y de goa, que quiere decir sitio o territorio, según lo cual ese nombre significaría sitio o territorio de los caribes; soatama, voz, que igualmente es también caribe, etc. Cerca del hermoso lago de Tota hay un sitio llamado guaquira, que es el mismo nombre de una tribu de la Guayana. Entre Duitama y Santa Rosa, en el pintoresco sitio de Chiticuy, hay una piedra con figuras grabadas que parecen de origen caribe; pues bien sabido es que los chibchas solo usaban jeroglíficos pintados.

En la región de Cáqueza, al oriente de Bogotá y confinando con los llanos de San Martín, las poblaciones chibchas debieron también recibir la influencia caribe; y mucho más al sur las tribus de esta raza invasora, remontando los rfos Fragua y Orteguaza, pudieron transmontar la gran cordillera por las depresiones de la Ceja, al oriente de Suaza, y ponerse en relación con las poblaciones primitivas del sur del Tolima o con otras tribus caribes llevadas ya a esas regiones por la corriente de la poderosa emigración central.

En cuanto a las tribus de Cáqueza, o sean los caquesios, por el boqueron de Usme debieron bajar a la Sabana y ocupar las riberas del río Tunjuelo, en las cuales existe un extenso cementerio, Los cráneos encontrados alli son muy diferentes de los hallados en el resto de la Sabana, según los estudios hechos por el em ente Profesor Sr. Ezequiel Urico y por el Sr. Guillern Pereira Gamba. El Sr. Uricoechea, en su introducción a la Gramática de la Lengua Chibcha, página 15, dice lo siguiente:

“Dos tipos distintos son los del Llano de la Iglesia, en la Picota, al borde del Tunjuelo, y los que en profusión se encuentran en Fontibón. Para mí es indudable que los de Tunjuelo eran de origen caquesio y los de Fontibón chibchas de la raza conquistadora."

Quizás tenga razón el sabio escritor en esta última apreciación; pero parece más probable que la diferencia apuntada provenga de la mezcla de sangre caribe, que, como hemos visto, no era rara en las tribus limítrofes que de tiempo atrás estuvieron en presencia de esa raza eminentemente invasora.

No estará por demás recordar que en Coro, en Venezuela, existía una tribu que también llevaba el nombre de caquesios.

El río Magdalena, importante arteria que corriendo de sur a norte a lo largo de los ramales andinos, surca en casi toda su longitud el territorio colombiano por espacio de cerca de 400 leguas desde su nacimiento en el gran macizo Colombia hasta que por ancho delta y por numerosas bocas arroja sus aguas al mar de las Antillas, fué la vía natural que las tribus caribes siguieron para lanzarse del litoral al interior y ocupar no solamente la vasta hoya del gran río sino también los valles de todos sus afluentes. La ciénaga de Santa Marta y los numerosos caños que la unen al río por la banda oriental y el dique de Cartagena por la occidental, debieron favorecer extraordinariamente la invasión, la cual por el oriente debió extenderse en todo el actual Departamento del Magdalena y ocupar el valle de Upar o Eupari, como primitivamente se llamaba, pondiéndose en contacto con las tribus que entrando por el lago de Maracaibo habían llegado allí por la región de Sinamaica o transmontando la sierra de Perijá o de los Motilones.


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los cucunas, que recuerda el nombre de los cunacunas del Darién y los aramas con nombre idéntico al de una tribu caribe de Antioquia y a otra de los llanos orientales, en donde se fundó la población de San Juan de Arama.

Las poblaciones primitivas de Panamá hasta el río Chagres por el sur eran derivaciones de los nahuas y de los mayas, por sus caracteres físicos, por sus costumbres ,su idioma y hasta por su civilización; que era un reflejo, aunque débil, de la de la grandes razas de Centro América y de Yucatán. Los caribes de la costa hacían constantes irrupciones al interior del Istmo, y rompiendo la unidad de la raza primitiva, lograron establecerse en las costas del Pacífico. Así lo demuestra la existencia en esa región de nombres que son netamente caribes, como son Parita, Panamá, Terbi, Tiribs, etc., nombres que, como se ve tienen gran semejanza con los de Antioquia y de Venezuela.

El nombre de Capira se encuentra igualmente en regiones muy distantes entre sí, pero que fueron también ocupadas por caribes; cerca de Arboledas, en el Departamento de Santander; en Sonson, en el de Antioquia; cerca de Paime en territorio de los muzos en Cundinamarca. En estos lugares, como en Panamá, el nombre de Capira se ha dado a un cerro o monte de forma esférica y de perfiles singulares.

Al contacto de las poblaciones nahuas, de Panamá, algunas tribus caribes se asimilaron parte de esa civilización y dulcificaron sus costumbres, modificando de un modo favorable su carácter. Algunas de ellas siguieron su marcha hacia el sur, a lo largo de la costa, como debió suceder con los cirambiras y noánamaes, que entraron por el río San Juan, y con los caras que llegaron a las costas de Esmeraldas, en el Ecuador, y conquistando a los quitus, fundaron el reino de los scyris; mientras que otras tribus que cruzaron el Istmo por el río Tuira y por el golfo de San Miguel, no experimentaron esa benéfica influencia y conservaron los instintos feroces y sanguinarios de la raza; tales fueron los birues, los daguas y otros que ocuparon los valles del Patia y del Alto Chocó.

La invasión caribe, que había entrado al territorio colombiano por el occidente, había ocupado gran parte de Panamá; casi todo el actual Departamento de Antioquia, y en el Cauca todas las costas del Pacífico, desde el Golfo de Urabá hasta los confines de los Pastos.

Al tiempo de la conquista española, la raza caribe dominaba, pues, en todo el territorio de la República de Colombia, con excepción de las mesas de Pasto y de Túquerres y de las altiplanicies de Bogotá y de Tunja, ocupadas por los chibchas. Las pocas y reducidas tribus del grupo andino que quedaban en Antioquia, estaban destinadas a desaparecer en breve tiempo a manos de los terribles invasores.

Los chibchas de las tierras templadas y de los valles ardientes, habían sido rechazados a la altiplanicie y los caribes los tenían en alarma permanente. De tal manera que si el descubrimiento de los reinos de Tunja y de Bogotá se hubiera retardado un siglo, probablemente la nación chibcha habría corrido la misma suerte de los pueblos andinos de Antioquia; esto es, habría sido soJuzgada y destruída por los caribes, panches, muzos y los feroces colimas que por todas partes la estrechaban. Mucho sería que del desastre general se hubieran salvado los chibchas de la cordillera al oriente de la Sabana de Bogotá. En ese caso, apenas se habrían conservado vagas y dudosas tradiciones relativas a la Nación más culta y más importante de las que poblaban el territorio colombiano.

CAPITULO IV.-LOS CHIBCHAS.

El pueblo chibcha, que era el más adelantado y el más numeroso de los que en el territorio de la actual República de Colombia encontraron los españoles, po formaba al tiempo de la conquista un grupo o unidad política, compacto y


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homogéneo. Lejos de eso, estaba disgregado en pequeños Estados, de los cuales los principales eran los de Bogotá y de Tunja, rivales entre sí y que mantenían constantes y recíprocas guerras con el objeto de obtener cada uno de ellos la supremacía sobre el otro. En ambos reinos existían varios estados tributarios, que con frecuencia se declaraban en estado de rebelión, y eran sometidos por la fuerza o por la astucia. Algunos eran tan importantes que no solamente rivalizaban con los soberanos, sino que, como el Guatavita, en Bogotá, y el Ramiriqui, en Tunja, conservaban la tradición de que en época no lejana habían tenido ellos la soberanía. En una palabra, no eran organismos políticos definidos y compactos; parecían Estados en vía de formación, presentando un período de desarrollo muy análogo al de los pueblos europeos en los primeros tiempos de la época feudal.

Por poco que se estudien las relaciones de los cronistas relativas a la nación chibcha, se cae en la cuenta de las grandes diferencias que había entre tunjas y bogotaes; diferencias que son tanto más notables cuanto que llegaban hasta el campo de la cosmogonía y de la constitución religiosa.

En Bogotá, Estado netamente civil, las prácticas religiosas estaban subordi. nadas a los acontecimientos ordinarios de la vida nacional; el Zipa era el jefe único y supremo de la Nación, su autoridad no tenía rival; el Estado, en todas sus manifestaciones, dependía exclusivamente del poder civil y la clase sacerdotal no tenía influencia política de ninguna especie.

En el reino de Tunja pasaban las cosas de una manera muy distinta; la autoridad temporal del Zaque estaba limitada por la influencia religiosa y moral del cacique de Iraca, reconocido en todo el reino como Santo y como Gran Sacerdote. Alll todo estaba subordinado al sentimiento religioso, y en su territorio se encontraban, no solamente el suelo sagrado de Iraca, en donde se levantaba el famoso templo del Sol, sino también los lugares más o menos venerados, cuyos nombres, conteniendo la palabra quirá, recordaban las estaciones que Bochica, el misterioso civilizador del pueblo chibcha, había hecho en el curso de su éxodo legendario; tales como Monquirá, Moniquirá, Chiquinquirá, etc. Digno de tenerse en cuenta es el hecho de que precisamente en estos lugares es en donde el sentimiento religioso se ha manifestado después de la conquista española de una manera más intensa, pero adaptada al nuevo medio que tal acontecimiento hubo creado. Así vemos que en la región de Moniquirá surgieron los venerados oratorios del Valle del Ecce Homo; en las vecindades de Raquirá se fundó el reputado Convento de la Candelaria, y en Chiquinquirá, nombre compuesto, al parecer, de las palabras chibchas, chyquy, sacerdote, y de la voz mítica quira, ocurrió en la época colonial, la aparición de la milagrosa imagen que allí se venera, y que ha alcanzado una devoción general, no solamente en toda la América Latina, sino aun en la misma corte de España.

En el reino de Tunja existían, además, germenes de federación y de un sistema electoral, como lo demuestra la singular manera como se elegia al gran Sacerdote de Iraca, a cuyo nombramiento concurrían con su voto los caciques de Gameza, Busbanza, Toca y Pesca, debiendo elegir el candidato alternativamente de entre las familias señoriales de Tobasa y de Firavitoba; todo lo cual era completamente desconocido entre los chibchas de Bogotá.

El carácter nacional de cada una de estos reinos se puede decir que está sintetizado en el de sus respectivos príncipes. Mientras que en Bogotá aparecían legisladores como Nemequene, o guerreros como Saguamanchica en Tun. ja los Zaques se atribuían como Garanchacha, un origen divino, o como Tomagata se hacían pasar por grandes hechiceros depositarios de poderes sobrenaturales.

No son menores las diferencias que existían en el idioma de ambos reinos y en cada uno de ellos existían dialectos distintos. En Bogotá, por ejemplo, se hablaba el caquesio en toda la actual provincia de Caqueza; y en Tunja había el duitama o duit que era el dialecto del señorio del Tundama, esto es, en el mismo corazón del reino. Había además el dialecto de los guanes, y cada uno de los pueblos de la gran familia chibcha tenía el suyo propio.


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In conclusion, I will say that the details of the method will be published shortly under the auspices of the State Board of Insanity of Massachusetts, which has financed the work, and that future studies will be published concerning the comparative counts in the two hemispheres as well as in the different forms of psychopathy and other disease or condition of the subjects.

The systematic photography of a large series of brains (the present series has now amounted to over 700, although the counts here offered refer to but 511) may be advocated as a method of some anthropological interest. The application of the “quadrate” plan for estimating the numbers of sulci in different areas of the brain is worth attention. Without the use of an arbitrary delimitation of the field of counting, it is practically impossible to estimate complexity except in a rough qualitative way. These quadrate sulcus counts of different parts of the brain should be of value taken in connection with total sulcus counts; with counts in subjects of different sex (as above indicated); with counts in the two hemispheres with the object of discovering differences between the two; with counts in subjects of different races; with counts in different conditions, such as epilepsy, which seems to show a certain simplicity of brain structure, possibly due to the so-called arrest of development; and also taken in connection with a variety of correlations, such as estimates of the amount of white matter in typical cross sections of the brain; with estimates of the dimensions of the corpus callosum; with comparisons of the fronto-Rolandic and the Rolando-occipital measurements, and the like.

The CHAIRMAN. His Excellency, Señor Doctor Don Gonzalo S. Córdova, envoy extraordinary and minister plenipotentiary from Ecuador to the United States, is present and has brought to the section, as a gift from the author, the Right Rev. Federico Gonzáles Suárez, archbishop of Quito, an elegant and valuable work, entitled “Los Aborigenes de Imbabura y del Carchi.” It is not intended that the interesting matter embodied in this work shall be read or discussed on this occasion, but it is in order to extend a vote of thanks to the author for his generous contribution.

Mr. HRDLIČKA. I move that a vote of thanks be extended to the donor of the work.

Mr. Boas. I second that motion.

The CHAIRMAN. The motion is unanimously carried. Will Señor Cordova kindly favor us with remarks upon this contribution or other topic which he may choose ?

Señor Córdova. Los estudios arqueológicos tienen una gran importancia en la formación de la historia científica de un pueblo, desde sus orígenes, hasta nuestros días, pasando por todas sus evoluciones; los trabajos del Señor González Suárez sobre esta materia, representan un gran esfuerzo y una constancia a toda prueba, especialmente si se toman en consideración la falta de elementos para tales estudios y las dificultades que ha tenido que vencer el sabio historiador para la publicación de sus obras que son eminentemente nacionales; pues los dibujantes, pintores, litógrafos, etc., que han servido de ayudantes al investigador, son todos jóvenes ecuatorianos que han verificado sus trabajos bajo la dirección del maestro y por afecto al maestro. En el estudio sobre los aborígenes que poblaban una parte de lo que hoy se llama República del Ecuador, se planteaban y resolvían problemas históricos de singular importancia, como por ejemplo los relativos a la procedencia, nacimiento, derecho a la sucesión, etc., de Atahualpa el desgraciado monarca del Perú. El Señor Gonzáles Suárez vive aún consagrado a sus estudios científicos sin embargo del grave peso que lleva sobre sus hombros, como Pastor y Director de la Iglesia Católica ecuatoriana.


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natural. El tiempo y el espacio carecen de límites. El espacio está poblado de astros, soles, planetas y de un sin número de satélites, que obedeciendo a una misma rotación impulsiva giran sobre sus órbitas.

Los maravillosos cálculos de la astronomía han demostrado que en un solo punto de la vía láctea existen millares de estrellas, y que cada una de ellas se encuentra más o menos a mil millones de veces más lejana de nuestro globo que éste del sol. Así pues, siendo la distancia de nuestro planeta al sol, de treinta y cuatro millones de leguas, es preciso desdeñar la aritmética, y pedir a los signos multiplicadores del álgebra, la cifra casi increible de la distancia que nos separa de las estrellas antedichas. La vía láctea que nuestros ojos perciben, no es la única que existe en la espantosa profundidad del espacio: hay otras a las cuales no alcanzan nuestros telescopios, mucho más lejos otras y otras todavia. .. .. Esto es lo que el hombre ha intentado definir con la palabra infinito.

El poder que da fuerza y leyes a la materia, que lanza al espacio esos mundos innumerables, designándoles un inmutable camino; ese poder desconocido, queda para el hombre enteramente incomprensible. La inteligencia humana que se eleva y se pierde en las altas esferas de la investigación, encuentra una barrera inabordable al camino de la ciencia, que como prueba irrecusable de los esfuerzos, sólo ha llegado a establecer bases sobre hipótesis científicas.

No nos detendremos más tiempo en esta cuestión insoluble, e intentaremos seguir las huellas de los grandes maestros: Descartes, Leibnitz, Buffon, Laplace y otros, para resolver en parte el problema de la formación de nuestro planeta.

¿Cómo tuvo lugar el origen de la tierra y las aguas? Probemos reconstituir con el pensamiento la marcha de la creación.

Hoy es un hecho incontestable que la tierra fué en su principio una inmensa masa de vapores y de gases incandescentes, masa que formaba lo que los naturalistas laman la nebulosa. Admitida esta hipótesis, a la cual los descubrimientos de la geologia dan todos los caracteres de un teorema fisico rigurosamente demostrado, en que la nebulosa estaba animada de un movlmiento de rotación al rededor de su eje; al enfriarse y comprimirse poco a poco, abandonó en los límites sucesivos de su atmósfera zonas de vapor condensadas que se fraccionaron, Los fragmentos de estos anillos formaron nuevns nebulosas animadas de dos movimientos, uno de rotación y otro de traslación que, no siendo otra cosa sino la continuación del movimiento anterior, debieron conservar necesariamente el sentido o dirección de la rotación. Estas segundas nebulosas se enfriaron y redujeron a su vez, engendrando del mismo modo que la primera, sus satélites.

La fluidez primitiva de los planetas es una consecuencia rigurosa de esta hipótesis, quedando demostrada por el achatamiento de los polos, ocasionado por la fuerza centrífuga, y por todos los hechos astronómicos y geológicos. Tomando como punto de partirla en lo que debía ser el globo terráqueo, después de un trascurso de millares de años, consistía aún en una mezcla de vapores arılientes que se arremolinaban en el espacio. Y si se tiene en cuenta que cuando las sustancias existen en estado de gas, ocupan un volúmen mil ochocientas veces mayor que en el estado sólido, deduciremos que esa masa gaseosa debía tener un volúmen enorme. Esta masa, que parece una inmensa nube de fuego, contiene en sí todos los elementos que sirvieron para formar el mundo. La nebulosa se enfria poco a poco. Las sustancias que la componen, obelleviendo a la vez a la atracción central y a las leyes físicas y químicas, se colocan formando capas concéntricas, se licúan o conservan el estado gaseoso, y se combinan entre sí o subsisten aisladas con arreglo a sus densidades específicas, a sus grados de cohesión y a sus afinidades recíprocas. Al cabo


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Si, por cierto: era menester que prodigio tan colosal fuese llevado a efecto, no por un simple mortal, amasado con el lodo de nuestro terráqueo, sino, cuando menos, por un semidiós que, iluminado por el esplendente sol de la Fenicia, hiciese brotar palabras acabadas y corpóreas, a la manera que el hijo de Prometeo, toda una generación humana, de fragmentos de roca echados al acaso; así también, en aquellos dichosos tiempos, surgieron ciudades al son de una lira, y se demolieron muros y torreones al solo estrépito de clarines guerreros. Es cierto que ni la historia, ni la tradición nos han transmitido noticias parecidas acerca del origen mismo de la palabra hablada; pero de presumir es también que algún otro Cadmo, o semidiós de tantos, hubiese alumbrado asimismo a una humanidad alalina, enseñándole a transmitir sus creaciones mentales, probablemente en el viejo sánscrito, que reputan como uno de los primeros idiomas o el primero que se habló en el mundo. Y así debió de ser, cuando en el texto bíblico se lee que “ Era entonces toda la tierra de una lengua y de unas mismas palabras.”

Pero, prescindiendo de creencias y testimonios que en nada pueden auxiliarnos al respecto, la sola proposición de si fué uno solo o fueron varios los idiomas hablados en el mundo primitivo, apenas pasa de ser una curiosidad infantil, que quedaría satisfecha con una estrofa semejante a la anterior, consagrada al supuesto inventor de la palabra. Era de esperar que en épocas de pura creencia, en que la luz de la civilización no había ni siquiera comenzado a alborear para la mente humana, no fuesen comprendidos ni aceptados estos grandes hechos sino como la expresión de otros tantos prodigios operados repentinamente por seres sobrenaturales, a los que bastaba tan sólo un fiat para que todo quedase hecho con la rapidez del pensamiento. Entre tanto un sabio naturalista dijo, y con mucha razón: natura per saltum non procedit. Y en obedecimiento a esta suprema ley, tampoco fué preciso aquel acuerdo de celestes potestades, cuando dijeron: "descendamos (a la Torre de Babel), y mezclemos allí sus lenguas, que ninguno entienda la lengua de su compañero." De donde la consecuencia lógica de que tal debía ser el origen de todos los idiomas hablados, hasta hoy tal vez, en el mundo.

Entonces ¿quién fué el inventor de la palabra, ya que al hombre mismo se le niega ese poder? La Naturaleza misma. Y ello, bien entendido, que no soy yo el primero en decirlo: hace muchos años que lo dijo el inteligente y sabio Roque Barcia, pues si preguntamos a este señor quién enseñó a balbucir las voces pico, beco (ital.), bec (franc.), beak (ingl.) pic (árb.), etc., con todo aplomo nos contestará : los polluelos de las aves, cuando en busca de alimento o del abrigo de sus madres, le piden en su lenguaje propio, diciendo: pi, pi, pio, pio; de donde después : picotazo, picotero, pica, picar, repicar, picadero, picadillo, picaporte, picaro, piqueta, picaril, picota, etc., pudiendo entre las pocas voces que consignamos, observarse que, desde el pi, pio que es el trasunto armónico de la naturaleza, encontramos, picotero, esto es, el hablador, representando un hecho humano; picazón, fenómeno patológico, en su acepción propia, lo es asimismo en sentido figurado cuando pasa a significar el desasosiego que se experimenta al tropezar con un inconveniente que embarga hacer o decir algo; y a este tenor, pasando de la onomatopeya al sentido figurado de las palabras se tiene de ese pi, pic, pico, la palabra repicar, que es la expresión de un acto religioso.

Si viniendo a nosotros mismos, a nuestro idioma patrio, nos proguntamos ¿qué dice el agua que borbota en una vasija puesta al fuego? K'otu Kotu, que, expresando el fenomeno en el propio idioma (kichua y no kechua llainamos en Bolivia), se diría Kotutushan, está hirviendo, del verbo Kotutui, hervir; también aquí la naturaleza enseña la palabra.

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Derivaciones o procedencias.

Apu, antepasado, abuelo, señor, amo........ Avus, abuelo; Apurimac, río del Perú; el señor que habla

(borbota). Inteligencia, intelligentia, intelligence, etc... Es de notar la ll en los derivados.) Intej, del sol (genitiv.),

illa, luz; kanchan, alumbra: intej-illa-kanchan, destello

divino (la luz del sol alumbra). Inca, el soberano, el hijo del sol..

In, dios (el sol), kaj, el que es, el que es dios o lo representa, Anta, rojo de cobre..

Andes, color rojo dominante en ellos. Antares, derivado de anto.

Estrella roja de la constelación del escorpión. Andacaba, uno de los asientos mineros de Bo- Antakawa, lugar de donde se mira el color rojo de lo livia,

Andes. Pyrú, nombre antiguo del Perú.

Pyros (gr.), fuego; pira, fogata, columna de fuego, Pirineos. Chiriguano, grupo guaránico al este de la Chiri, frio; wanu, estiércol: gentes de poco animo, cobardes, sierra de las Misiones.

pusilánimes. Pilcomayo; río de aguas rojizas que corre por Pillko, rojo; mayu, rio. Sus aguas son siempre turbias, de la región del (huco.

rojo ladrillo en esa región. Cachimayo, río afluente del anterior, de Cachi, sal; mayu (c.a.), río de sal o de aguas saladas. Corre aguas salobres.

por terrenos saliserianos. Marka, es una voz muy generalizada para significar separa

ción de terrenos, etc., de señal de distinción. Cajamarca, serrania elevada al N.O. de Sucre. Kaka, roca, escarpa; marka, limite; linderos de rocas. Bamba. Esta palabra es también otra como Pampai, enterrar, viene de Pampa.

la anterior, en que la p se cambia en b, al pasar al castellano; Yurupampa, pasa a convertirse en Yurubamba; rio-pampa en

Riobamba, etc. Cochabamba, ciudad, capital del departa- Kocha-Laguna; pampa, campo o llanura: campo do mento de su nombre.

laguna o llanura anegadiza.

Nadie pondrá en tela de juicio que los ejemplos aducidos hasta aquí sean, como poco antes queda dicho, no más que efecto de meras coincidencias, cuando la semejanza e identidad de las voces comparadas son de escritura y significado que responden a identidad de origen. El quichua, pues, idioma del alma o del corazón, según afirmación general de los que lo hablan y conocen, ha debido tener su origen en la más remota antigüedad, habiendo formado parte de la familia aria; pero, como por razón de vicisitudes sociales y transformaciones geológicas, tuvo que separarse de los demás miembros de esa gran familia, las inevitables leyes de la adaptación, reemplazaron a las transmitidas por herencia, haciendo olvidar, gran parte tal vez, o por lo menos algo del patrimonio lingüistico, o transformando y metamorfoseando las palabras originarias, en su contacto con dialectos o idiomas heterogéneos, aunque no diversos.

Permitiéndosenos pasar de la región andina a la pampásica o de los llanos, no vacilamos en asegurar que, conocida, aunque someramente, la relación que existe entre el quichua y los muy variados dialectos que se hablan en dicha región; la gran tribu guaránica que se extiende al naciente de las cordilleras, que por esta parte (oeste de Bolivia) sirven a tales tribus de barrera naturalestá constituida de otras subtribus, distribuidas así:

En la región del noroeste, hacia las fuentes del Ynambari, Yavari, Yurúa y Purus: los barbudos, corucuros, guacularis, hipurinas, ripurucuros, pichambaos, yanaluras, canaris, canamaris, piros (?), anahuacos, etc.

En la hoya del Madre de Dios y en la del Bení los guarayos, araonas, paca huaras, karipunas (karikunas), toromonas, guacanacus, carvinas, machuis, apolistas, mosetenes, laricajas (larikakas), yurakares (yurajikaris).

Región del Mamoré y del Iténez: Cayubabas, sinabos, chacobos, maropas, itenes, itonamas, canichanas (kani o kancha), chimanes, mojos, sirionos, sarasecas (?) tapacuras, chapacuras, yaniguas (yanaihuas), yanawiwas (?), etc.

Entre la sierra de las Misiones y el río Paraguay: los chiriguanos, izocesos,


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1842. Mapa de la Isla de Cuba y tierras circunvecinas según las divisiones

de los naturales, con los derroteros que siguió el Almirante D. Cristóbal Colón por aquellos mares, construído y publicado por José María de la Torre en la Habana en 1841, con vista de los documentos del apéndice a la historia física, política y natural de la misma isla de D. Ramón de la Sagra. (1842.)

Gravée par L. Bouffard. Imp. Lemercier Bernard y Cía. 1842. Ensayo histórico de Cuba, por Jacobo de la Pezuela. Nueva York, Im

prenta española de R. Rafael. xiii, pág. 631. 1842-1844. Noticias históricas de la villa de la Asunción de Guanabacoa,

por Cayetano Núñez de Villavicencio, publicados en los tomos 15 y 19 de

las Memorias de la Real Sociedad Económica. 1842–1861. Historia física, política y natural de la Isla de Cuba, por Ramón de

la Sagra. · Primera parte, T. I, pág. 4. Segunda parte, T. III, pág. 29. MDCCCXLII-MDCCCLXI. Paris, (1842–61), Arthus Bertrand et Hachette

y Ca. 13 ts. fal. 1843. Esqueletos humanos fósiles en Puerto Principe, por

In Memorias de la Sociedad Económica de la Habana. Pág. 457. 1844. Cuba antigua, por José María de la Torre. In Memorias de la Real

Sociedad Económica. 1844. Esqueletos humanos fósiles in “ Fanal” de Puerto Principe. 1844, mayo

20. Reproducido en Arqueología Cubana por Valdés Dominguez. Revista de

Cuba. T. II, 1877. 1845. Memorias sobre las antigüedades americanas, por A. Bachiller y Mo

rales. In Memorias de la Sociedad de Anticuarios del Norte. Habana, 1845. 1845. Huesos de animales desconocidos, nota inserta en Memorias de la So

ciedad Patriótica. 1845. T. XX, pág. 596. 1847. Apuntes históricos del pueblo de indios San Luis de los Caneyes, por

L. A. Baralt. Santiago de Cuba, 1847. 1847. Carta del Sr. Victoriano Garrido, vecino de Baracoa, sobre el osario

indio de Maisí, dirigida al Sr. A. Rodríguez Ferrer. (31 de mayo 1847.) In Naturaleza y Civilización de la grandiosa Isla de Cuba, por A. Miguel Rodrí

guez Ferrer. Madrid, 1876, J. Noguera. 2 tomos. 8o. T. 1, pág. 235. 1847. Carta de Juan Pradal sobre donación de una hermosa piedra al autor.

Julio 3 de 1847. La naturaleza de la grandiosa Isla de Cuba, por Miguel

Rodríguez Ferrer, Madrid, 1876. Pág. 209. 1847. Carta sobre un cementerio indio en Puerto Príncipe, por Santacilia,

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Habana, 1851. 2 tomos en 8o. Bárcena.


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1851. Excavaciones en cuevas subterráneas de las cercanías de Morón, por

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tiliano García (1855). Revista de la Habana. T. IV, 4°, p. 12. 1854. Observaciones geológicas de una gran parte de la Isla de Cuba, por

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mana, algunas de aplicación desconocida, in "Faro Industrial" de la Habana,

reproducido in Revista de Cuba. 1877. 8°. 1880. Período histórico cubano, por Francisco Jimeno, in Revista de Cuba.

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de los trabajos realizados por la Comisión nacional encargada de organizar

los elementos de concurrencia. Montevideo, 1892. 1892. Historia de la América ante-colombiana, por Francisco Pi y Margall.

Barcelona, 1892. Montaner y Simón. Pág. 411. 2 tomos. 4o. 1901. Uso probable de las piedras con hoyuelos hemisféricos, encontradas en

algunos paraderos uruguayos, por H. Figueira. Montevideo, 1901. Segunda reunión del Congreso científico latino-americano, celebrado en Montevideo.

Mayo, 1901. en los elementos que lo componen esto sin negar la posibilidad de que pueblos


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y mitológico, siendo verdaderamente extraño que no haga amplia referencia a Teotihuacán que probablemente fué su centro más importante. Además atribuye einpiricamente una gran antigüedad a esa cultura en relación con otras que se establecieron en las mismas regiones, principalmente la azteca.

Con el fin de caracterizar y definir autorizadamente las manifestaciones culturales teotihuacanas se ha iniciado una serie de investigaciones de carácter experimental, las cuales complementarán los datos tradicionales arriba citados.

INVESTIGACIONES DE CARÁCTER EXPERIMENTAL.

ARQUITECTURA.-Casi todos los edificios de Teotihuacán presentan superposi. ción de estructuras. En muchos casos esta superposición es a corta distancia y paralelamente, pudiéndose considerar las diversas estructuras como hechas en la misma época. En otras ocasiones (edificios llamados “ los subterráneos ") las estructuras aparecen distanciadas entre sí por varios metros y claramente diferenciadas, lo que hace suponer que fueron construídas en épocas distintas.

ESTRATIGRAFÍA.-Se efectuaron 16 excavaciones estratigráficas. El material arqueológico fué determinado cualitativa y cuantitativamente y se determinó su peso, depositándose después las colecciones, convenientemente clasificadas, en el Museo local de Teotihuacán.

Con esos datos se hizo el adjunto diagrama cuya explicación es la siguiente:

La primera ordenada representa la suma (en cantidad y en peso) de los fragmentos de cerámica de los primeros estratos de todas las excavaciones; la segunda ordenada representa la suma de los fragmentos de los segundos estratos de todas las excavaciones, etc. La primera abscisa representa la profundidad del primer estrato de todas las excavaciones, etc., en la inteligencia de que a todos los estratos de todas las excavaciones se fijó una profundidad regular de veinte centímetros.

CONCLUSIONES QUE SE PUEDEN DEDUCIR HASTA HOY.

El examen de dichas curvas, permite deducir con bastante fundamento, las siguientes conclusiones :

1*.-La cultura de tipo teotihuacano predominó en la región explorada estratigráficamente, pudiéndose considerar a la azteca como meramente accesoria, dada su pequeñísima densidad.

2o.-No obstante la escasa densidad de la cultura azteca, puede asegurarse, en vista de los grafos, que es casi contemporánea y cronológicamente paralela a la teotihuacana, lo que echa por tierra las afirmaciones de carácter histórico que consideran como muy antigua a la cultura teotihuacana en el valle, y como muy moderna a la azteca.

3".-El grafo de peso es mayor que el de cantidad en la cerámica azteca, y por el contrario, en la cerámica teotihuacana, el de cantidad es mayor que el

De esto pudieran hacerse varias deducciones, como, por ejemplo, que la cerámica azteca, en general, es más gruesa, menos fina y delicada que la teotihuacana. Pero como toda deducción a este respecto sería por hoy empírica, creo inútil continuar aventurando,

4".--Aunque la permanencia de los teotihuacanos en la localidad se continuo sin interrupción desde su llegada hasta su marcha, según lo demuestra el adjunto diagrama, puede afirmarse que hubo notables variaciones periódicas de intensidad.

Períodos de densidad cultural máxima: ordenadas. 59 y 9“.
Períodos de densidad cultural mínima: ordenadas. 13" a 15".
Períodos de densidad cultural media : ordenadas. 3° a 4" y 64 a 8".
Períodos de florecimiento rápido: ordenadas. 13a a 94.


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Períodos de decadencia rápida: ordenadas. 3* a 14.

Los períodos de densidad o habitabilidad máxima, parecen coincidir con las dos épocas que señala la superposición estructural de las construcciones y edificios.

5'.-La región estaba deshabitada cuando los teotihuacanos se establecieron en ella.

DATOS INTEGRALES QUE SE ESTAN OBTENIENDO.

Para llegar en lo futuro a una autorizada significación artística de la cultura teotihuacana, es indispensable contar con datos relativos al ambiente físico biológico regional, para lo que se efectúa actualmente el estudio de la flora, la fauna, la geología y la meteorología.

INVESTIGACIONES PARA EL AÑO PRÓXIMO.

Antecedentes, carácter y proceso evolutivo del arte teotihuacano. Los vestigios materiales teotihuacanos desde el punto de vista industrial. Extensión geográfica de la cultura teotihuacana. Contactos interculturales con otras civilizaciones prehispánicas.

Nora.-Se suplica atentamente la colaboración de los señores americanistas nacionales y extranjeros.

EL ÚLTIMO PERÍODO CULTURAL DE TIPO AZTECA.

Con el fin de diferenciar y caracterizar geográfica y cronológicamente los diversos períodos culturales de la civilización azteca, se ha resuelto considerar como período fundamental, el correspondiente a la familia azteca, última de las llamadas nahoatlacas, desde su establecimiento en los islotes que más tarde se transformaron en Tenoxtitlán, hasta la llegada de los españoles.

Desde luego se ha procedido a hacer sondeos en diversos rumbos de la capital con el fin de descubrir vestigios arquitectónicos, colectar objetos y conocer la estratigrafía del subsuelo. Además, con el mismo objeto hay establecido un servicio de vigilancia en todos los edificios que se demuelen en la ciudad. Cuando se cuente con suficiente número de datos se fijarán las características materiales e intelectuales de dicho período, el cual servirá posteriormente como término de comparación para el estudio de los demás.

Se enumeran en seguida las primeras investigaciones efectuadas con el fin de contribuir a la caracterización del período mencionado.

Se ha comenzado a investigar del centro hacia la periferia de la Ciudad, dándose preferente atención a la procedencia de los objetos y vestigios arquitectónicos que probablemente pertenecieron a los edificios que constituían el Gran Templo.

PLANO TOPOGRÁFICO DEL ÁREA QUE OCUPÓ EL TEMPLO Después de detenida consulta de lo que se ha escrito sobre los objetos y vestigios arquitectónicos encontrados en la plaza de la Constitución y alrededores se contruyó el adjunto plano que localiza dichos objetos y vestigios, los cuales se enumeran en la siguiente lista:

No. 1. Serpiente. No. 1a, Manantial antiguo. No. 2. Serpiente. No. 3. Serpiente. No. 4. Serpiente. No. 5. Serpiente. No. 6. Diversos relieves. No. 7. Tigre. No. 8 y 8a. Diversos relieves. No. 8b, Escalera. No. 9. Monolito. No. 9a. Escalera, No. 10. Vasijas. No. 10a. Escalera. No. 10b. Escalón. No. 11. Braseros. No. 11a. Cuneta.

No. 11b. Urna. No. 12. Serpientes. No. 13. Cráneos. No. 14. Macuilxochitl. No. 15. Altar de las Calaveras. No. 16. Torre. No. 16a. Escalera. No. 17. Piedra de Tizoc. No. 18. Piedra de los Guerreros. No. 19. Piedra de los 4 períodos cos-

mogónicos. No. 20. Teoyaomiqui? No. 21. Calendario Azteca, No. 22. Indio Triste. No. 23. Excavaciones actuales. No. 23a. Pirámide,

VESTIGIOS DE LA PRIMERA CALLE DE SANTA TERESA (ANTES ESCALERILLAS).

Casualmente se supo en esta oficina que en la cimentación de un nuevo edificio que iba a construirse en la casa número 22 de la calle de Santa Teresa (antes Escalerillas) habían aparecido algunos vestigios de origen prehispánico, los cuales no fueron destruídos merced a la intervención oportuna del arquitecto que construía el edificio, Sr. D. Ignacio Gorozpe, quien culta y atentamente se prestó a apoyar todas las iniciativas de la Inspección de Monumentos.

El adjunto plano da idea de los vestigios descubiertos por el suscrito y sus auxiliares: a la profundidad de 3m. 54cm. con relación al nivel de la calle, apareció un piso de cemento, encima del cual se superponían otros dos pisos, uno de losas talladas artificialmente y otro de lajas naturales. Hacia el Sur de dicho enlosado, se encontró una gran cuneta o caño de sección trapezoidal que presentaba hacia la parte media y en el fondo, una urna hecha de losas dentro de la cual se encontraban tres cráneos. Más al Norte aparecían dos grandes braseros rituales pintados con colores blanco y rojo y construídos de tezontle y mortero (véanse lámina y plano adjuntos). Al rededor de esos braseros existía un relleno de roca fragmentada y tierra dentro del cual estaban diseminadas 23 esculturas talladas en roca y representando serpientes y cráneos humanos. Más adelante había un muro en forma de talud que limitaba el espacio relleno antes citado con la parte septentrional de la excavación la cual aparecía llena de tierra. Un poco más hacia el Norte se encontraron unas vasijas rituales y unas escaleras.

Como los vestigios propiamente arquitectónicos (muro y cuneta) estaban muy destruídos, se levantó el plano adjunto y se trasladaron los braseros y demás objetos a las bodegas de la Inspección a fin de estudiarlos.

PLANO. TOPOGRÁFICO DE LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN

Y.DE.SVS-INMEDIACIONES SEÑALANDO·LA·VBICACIÓN. DE · LOS•VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS


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VESTIGIOS DE LA ESQUINA DE LA SEGUNDA DE SANTA TERESA Y SEMINARIO.

Diversos autores han procurado localizar el área que ocupó el Templo Mayor de Tenoxtitlán. En casi todas esas localizaciones las calles de Santa Teresa aparecen incluídas, mencionándose en algunos casos los edificios que probablemente existían allí. Esos antecedentes y la irregular y notable eminencia que forma la mitad poniente de la 24 de dichas calles, hicieron que, cuando el propietario de la casa que existe en la esquina de esta calle y la del Seminario determinó demolerla, la Inspección de Monumentos Arqueológicos intervino a fin de investigar si existían vestigios de origen prehispánico en los cimientos de la finca. Hecha la exploración se encontraron interesantes restos arquitectónicos y numerosos objetos.

RESTOS ARQUITECTÓNICOS.

Hacia la parte N. E. de la excavación existe un núcleo piramidal de tres cuerpos, el primero de los cuales está sumergido dentro del agua, pues se ha alcanzado allí el nivel hidrográfico del lugar. En posición paralela a los lados S. y P. de la pirámide, hay un paramento en forma de talud que tiene incrustada hacia el lado Sur una serpiente decorativa tallada en roca y blanqueada con cal. Al pie del paramento que mira al Poniente existe una gran serpiente esculpida en roca la cual parece ser elemento arquitectónico. Al pie del mismo talud y a ambos lados de la serpiente hay dos escaleras de las que sólo se conservan algunos peldaños. Limitando la excavación por la parte Sur, aparece una gruesa lámina o piso de cemento indigena, notándose debajo de él una serie de pisos de cemento y lajas naturales.

Con frecuencia típica se nota en la estructura superposición de cuerpos paralelos.

Los primitivos cimientos de origen colonial acusan notable persistencia o continuación del sistema constructivo indígena.

Parece señalarse en las superposiciones estructurales diversas épocas en que el templo fué agrandado.

Se han hallado más de quinientos objetos de origen mineral, vegetal y animal. Los más interesantes son:

Almenas talladas en roca y blanqueadas con cal en forma de caracol estili. zado.

Losas de lava volcánica que tienen esculpidas en la cara superior, figuras de guerreros decoradas policromamente.

Cráneos esculpidos en roca que alguna vez estuvieron incrustados en la pared.

Pequeñas deidades esculpidas en diversas clases de roca, siendo de mencionarse algunas que no son de tipo cultural azteca.

Miniaturas en madera representando el "atlatl ” o utensilio para arrojar flechas.

Dos grandes cabezas humanas talladas en roca. Mica, pirita de cobre, caracoles marinos, fragmentos de cerámica, etc.

Probablemente serán conservados en un sótano convenientemente alumbrado esos vestigios arquitectónicos y los objetos descritos.

FRAGMENTOS DE CERÁMICA Y OTROS OBJETOS.

Las constantes inspecciones que hace el personal de esta Oficina en todos aquellos lugares en donde se practican excavaciones, ya sean particulares u oficiales, han facilitado el poder colectar numerosos fragmentos de cerámica y otros objetos de origen prehispánico. Todas estas colecciones son conve


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de zonas culturales,” comenzando por la de Azcapotzalco que ha sido estudiada por la Escuela Internacional de Arqueología y Etnologia Americanas, por el Museo Nacional, por la Inspección de Monumentos, por el suscrito, en exploraciones particulares, y por otras personas.

Estas cartas estarán destinadas a los especialistas y se refieren a la concurrencia y sucesión de culturas regionales.

ZONA ARQUEOLÓGICA DE AZCAPOTZALCO.

Una de las regiones más pobladas del Valle de México, en tiempos prehispánicos, fué la de Azcapotzalco. Desde hace años abrigo tal creencia, no solamente por lo que relatan sobre el particular los antiguos cronistas, sino principalmente por innumerables vestigios arqueológicos, superficiales y estratigráficos que encontré al explorar esa región. Como resultado de tales investigaciones publiqué el artículo titulado “Restos de la Cultura Tepaneca," en los Anales del Museo de México, correspondientes al mes de septiembre de 1909, Tomo I. Las conclusiones que se exponen en dicho estudio son generalmente empíricas, pues solamente es de valor positivo la parte en que se identifican aquellos vestigios como prehispánicos.

Después llevé a cabo trabajos mejor metodizados, comisionado por la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología y publiqué el artículo titulado “Arqueología de Azcapotzalco, en el cual la conclusión más interesante consiste en que en el lugar excavado, concurren y se suceden en orden cronológico las tres culturas del Valle.

Posteriormente hice otra investigación, comisionado por la misma escuela, en el Atrio de la Parroquia de Azcapotzalco,? En este lugar solamente concurren dos culturas y no se presentan en sucesión cronológica, sino confundidas.

Paralelamente a la anterior investigación hice otra en Santa Lucía, en la cual encontré dos tipos culturales confundidos, no sólo en la excavación estratigráfica, sino también en la estructura arquitectónica que se descubrió. ΕΙ Dr. Alfredo M. Tozzer encontró estructuras arquitectónicas en Coyotiatelco y aunque no practicó excavaciones estratigráficas, puede deducirse, examinando la cerámica extraída, que allí también se presentan dos culturas confundidas.

El Sr. Clarence Hay halló el tipo de montaña en Amantla, en San Luis y en otros lugares, pero como sus excavaciones no fueron estratigráficas, sino de exploración, no puedo decir cuáles fueron las condiciones de sucesión y concurrencia de dicha cultura.

El adjunto plano (titulado Zona Arqueológica de Azcapotzalco) muestra los lugares explorados, la naturaleza de la exploración y los tipos culturales encontrados. (Los lugares se indican con números romanos.)

Lugares explorados por el Dr. Tozzer, No. VII. (También exploró, aunque superficialmente, otros dos sitios que no fijo en el plano, pues no he podido • obtener de él los datos relativos.)

Lugares explorados por el Sr. Hay: XIV y v.

Lugares explorados e identificados por M. Gamio: I, II, III, IV, V, VI, VIII, IX, X, XI, XII, XIII.

ALGUNAS CONCLUSIONES.

Faltan naturalmente de practicar más excavaciones y descubrir edificios, para llegar a conclusiones relativamente definitivas. Sin embargo, por lo expuesto en estas líneas, puede deducirse lo siguiente:

1 “ Escuela Internacional de Arqueología y Etnologia Americanas. Año escolar de 1911 a 1912.-Exposición de trabajos en la Sala de Conferencias del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, del 8 al 15 de abril de 1912. México."

* Esta investigación y las que en seguida se mencionan, de los Sres Tozzer y Hay, se publicarán próximamente.


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En la Zona de Azcapotzalco existieron tres tipos culturales que aunque no están satisfactoriamente caracterizados, son diferentes entre sí.

El tipo de montaña o arcaico, presenta muy corta extensión cronológica y geográfica en la región y su densidad es muy reducida. Casi nunca aparece confundido con los otros dos tipos, sino concurre con ellos en sucesión estrati. gráfica delimitada.

Los tipos azteca y teotihuacano, concurren generalmente confundidos, siendo igual su extensión cronológica y geográfica, así como su intensidad estratigráfica. Uniendo estos resultados a los obtenidos en Teotihuacán, ocurren dos hipótesis: 1o. ¿La cultura azteca es una fase, un aspecto de la teotihua. cana? o bien : 2° ¿La cultura azteca empezó a desarrollarse débilmente en Teo. tihuacán y al llegar a Azcapotzalco intensificó ese desarrollo, hasta ser casi igual en intensidad a la teotihuacana ?

Las afirmaciones que hace la historia sobre las numerosas familias de distintas civilizaciones que habitaron la región, caen por tierra, pues queda plenamente demostrado que solamente existieron en dicha región tres civilizaciones o culturas, por más que los antecedentes históricos digan otra cosa.

La gran antigüedad atribuída por la historia a la cultura teotihuacana del valle, con respecto a la azteca, no existe, pues ambas concurrieron contemporáneamente y se desarrollaron casi paralelamente.

Las conclusiones expuestas hasta aquí, han sido deducidas de investigaciones estratigráficas. Es indispensable ahora emprender el estudio minucioso del probable origen, carácter y evolución de las manifestaciones artísticas de cada una de estas culturas.

CARTA ARQUEOLÓGICA. Hacer una carta arqueológica de México que sastisfaga al especialista y al aficionado, es tarea difícil y extemporánea, pues es sumamente reducido el número de datos con que se cuenta y de éstos, muy pocos fueron registrados de acuerdo con metodología y orientación científica. Sin embargo, como hasta la fecha no se ha intentado ningún trabajo general de carácter serio, es indispensable iniciarlo en lineamientos generales, para que desde luego se emprenda oficial y particularmente la colecta de datos relativos cuya depuración será cada vez mayor. No podría negarse el empirismo que en general preside a la Carta Arqueológica que durante el año entrante publicará la Inspección de Monumentos Arqueológicos, pero también hay que advertir que sería humanamente imposible, según antes dijimos, iniciar la labor sin incurrir en empirismos y fuerza es iniciarla.

Hasta la fecha se han situado en la carta geográfica de la República quinientos lugares en los que existen vestigios de origen prehispánico.

Ese material se ha clasificado de la siguiente manera :

1o. Alfabéticamente. 2o. Geográficamente (por Estados y territorios; vías de comunicación; condiciones biológicas regionales, etc., etc.). 3o. Culturalmente. (Se menciona el tipo cultural a que pertenecen los vestigios conocidos ; y los culturalmente desconocidos en el grupo: “Monumentos de tipo cultural indeterminado.") 4o. Bibliográficamente: Monumentos explorados. Monumentos de los que se tiene noticia pero no están explorados. Monumentos explorados y descritos.

LEGISLACIÓN ANTROPOLÓGICA.

Para alcanzar resultados de valor científico en el vasto campo que ofrece nuestro país a la investigación antropológica, es indispensable la colaboración y el cambio de ideas entre investigadores nacionales y extranjeros, sin lo cual las conclusiones que se obtienen son unilaterales. Fué hasta hoy obstáculo

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Cada uno de los tres ejemplares descritos pesa 500 gramos.

Agregaremos todavía que estas mismas piedras se encuentran figuradas en la pájina 115, Tomo I, de la obra de H. Obermaier, “ Der Mensch der Vorzeit.”

Tipo acheliano.-Seis instrumentos de sílice de colores, trabajados a golpes repetidos como los anter es, pero con más cuidado.

Presentan numerosas facetas en sus caras anterior i posterior.

Terminan en punta más o menos aguda por sus dos estremos o en punta i base gruesa.

Sus bordes son irregulares, pero ya casi verticales. Son también mucho más pequeños que los chelianos.

Su tamaño varia entre 7 i 5 cm. de largo, i 3.5, 4 i 5 cm. de ancho. Estos instrumentos han servido para cortar, agujerear i raspar.

Punzones musteriano8.---Elaborados de una sola astilla, trozo o llampo de sflice.

La cara dorsal es siempre lisa.

La anterior con dos o más facetas casi siempre en el sentido vertical, lo mismo que las aristas que las separan.

Terminan casi siempre en punta por uno o sus dos estremos, sobre todo cuando no han sido usadas, o es esta roma i con fallas en el caso contrario.

Miden 4.5 hasta 6 cm. de largo i 2, 2.5 de ancho.

Puntas musteriana8.-Más anchas que las anteriores, de forma casi triangular, aunque con los bordes a veces casi redondeados.

La base o talon es ancho i la punta delgada, aguda o redondeada. La cara dorsal es lisa. La anterior cor dos o tres facetas i aristas. Su tamaño varia entre 3.5 i 6 cm. de largo i 2.5 i 4 cm. de ancho en la base.

Raspador musteriano.—Liso por su cara dorsal i con retoques en su borde inferior principalmente.

Cuatro raspadores musterianos con muescas laterales cortantes.-Son formados también de una astilla con la cara posterior lisa i otra anterior con una arista i dos facetas laterales.

Presentan en sus dos bordes laterales una muesca característica que da al instrumento la forma de un reloj de arena.

Estos instrumentos deben haber servido para cortar i alisar superficies cilin. dricas de huesos o trozos de madera.

Miden 4.5, 6 cm. de largo i 2, 2.5 cm. de ancho.

Burile: auriñaceano8.—Sabemos que estos instrumentos se han encontrado rara vez en la época musteriana, pero, sí, a menudo, en la solutriana i magdaleniana, pero son propios del Aurignac.

Como han servido para trabajar los huesos, que aparecen por primera vez en esta época en el uso doméstico, es mui probable que así hayan sido también los que sirvieron para trabajar los instrumentos de hueso de Taltal.

Tienen la cara posterior lisa, la anterior con dos superficies i una arista.

Terminan en punta fuerte por sus dos estremos. Miden 4.5 i 5 cm. de largo i 2 cm. de ancho.

Cuchillos magdaleniano8.-La lámina representa una colección numerosa de simples astillas de sílice desprendidas de un golpe del núcleo. Presentan, por lo tanto, una cara posterior lisa i otra anterior con facetas provenientes de otras astillas labradas anteriormente del mismo trozo de piedra.

Casi todos son arqueados en el sentido de su eje mayor, correspondiendo la cuerda del arco a la cara posterior.


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Los bordes son cortantes, arqueados las más veces, o rectos o convexos.

Tienen jeneralmente una punta aguda que semeja a veces un buril en pico de loro, iguales a los que se han encontrado en la gruta de Noailles en Francia.

Muchos presentan señales de retoques de desgaste en sus bordes. Su largo varía entre 5 i 8 cm. i su ancho entre 1 i 2 cm. o poco más.

Estos instrumentos representan en Europa una especie de decadencia de la industria paleolítica, puesto que son más sencillos i rústicos que los de las épocas intermediarias anteriores, lo que se esplica, sin embargo, porque habiendo aparecido ya los instrumentos de hueso, márfil i madera, los de piedra han tenido forzosamente que perder su importancia.

Estas astillas o láminas de piedra, son mui comunes en Taltal i es probable que su uso se haya propagado tanto también por el mismo avance de la cultura, sirviendo entonces para trabajar el hueso, la madera, etc., i para usarlos también como hacemos hoi con los cuchillos de metal.

Puntas de flecha.-Se encuentran triangulares, con pedúnculo, en forma de almendra, puntiagudas, dentadas, con arpones laterales, etc.

La más grande de la figura, de forma de hoja de laurel, no desdice de las mejores de la época solutriana.

Mide 10.5 cm. de largo 1 5 cm. de ancho. Es de un magnífico trozo de sílice blanco.

Su conjénere, con la punta triangular i gran pedúnculo, constituye también un hermoso hallazgo. Es de piedra negra. Mide 10.2 cm. de largo, 4.8 cm. de ancho en la base del triángulo i 2.8 i 1.8 cm. de ancho en el pedúnculo.

Piedras de acarreo.-Una colección de piedras de acarreo encontradas junto con los instrumentos de Taltal.

Presentan toda clase de tamaños i formas, las hai, por ejemplo, alargadas que miden 17, 11, 9, 8 cm., redondas, ovales, triangulares, etc.

La superficie de estas piedras es perfectamente lisa, mejor diríamos pulida por el desgaste del uso.

Muchas de ellas, las planas, por ejemplo, i las que pudieron servir de mango para moler, presentan adherida a su superficie una sustancia roja (hematita?), lo que supondría que, además de haber servido como amuletos, se emplearon también como instrumentos de molienda.

Es sabido, por lo demás, que los aboríjenes de Chile usaban la hematita para pintarse la piel, quizás mezclada con grasa, resultando de esta mezcla una especie de pomada roja apropiada para este uso e imitar el taraceo.

Dos piedras de colgar i una de moler.-Usaban también los habitantes de Taltal piedras trabajadas para adornos i usos domésticos.

La figura reproduce una con un agujero para colgar, otra con una muesca en un estremo, formado cuello, para el mismo uso i la última con una escavación, a manera de mortero pequeño.

Una de las piedras en forma de bastón de la figura anterior, pudo haber servido de mango para moler, en esta piedra escavada, sustancias delicadas.

Gran astilla de piedra.-Por último, se encontraron también dos grandes trozos de piedra de granito, uno de los cuales mide 45 cm. de largo, 7 cm. de ancho, i 2 de grueso.

¿Han sido instrumentos especiales de uso doméstico, armas de guerra o productos accidentales del laboreo de las otras piedras i, en este caso, sin importancia étnica ?

Entre los utensilios para la pesca encontramos una especie de usos de 5 i 12 cm. de largo con una o dos muescas circulares en los estremos.

Esta clase de instrumentos abundan en Chile, pero trabajados en piedra.

¿Hun servido de pesas para fijar verticalmente en el agua las redes de pescar?


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Los estudios aislados de arqueología siempre proporcionarán un valioso contingente a la ciencia, pero con la idea que aquí nos preocupa, es indispensable adoptar un nuevo plan en las obras de este género, plan que no podría precisarlo ni exigirlo un sólo escritor, sino que se necesita la voluntad y el concurso de todos los autores que han sabido presentar, en sus estudios, las manifestaciones de sus respectivos aborígenes en su propio país. Esta unión de arqueólogos americanos es la que debe resolver toda cuestión porque cada uno de ellos representará el sentimiento de su pueblo en una sola voluntad, en un solo espíritu, con un solo interés, porque una sola es la fuente de donde se recogerá la civilización pasada, para reconstruirla y aplicarla uniformemente en el presente y desarrollarla para lo futuro.

Es así como la conveniencia americana exige un convenio entre sus escritores para que éstos, siguiendo por una misma senda, lleguen a la conquista de un mismo ideal y salven los documentos de la arqueología americana de toda especulación comercial o de la exportación a otros mundos. Luego, se hace sentir la necesidad de la fundación de una “Academia de Arqueología Americana," como único medio de salvar y proteger, en el terreno de esta ciencia, a los pueblos que son poseedores de un derecho hereditario, esto es, el de aprovechar, debidamente, de la civilización de sus antepasados en medio de la cultura moderna.

La "Academia de Arqueología Americana” debe fundarse en Washington, con un personal directivo y administrativo, residente en los Estados Unidos, el que nombrará sus miembros correspondientes, en cada país, en el número que lo crea necesario para unificar sus labores.

Así, también, dicha academia necesita, por razones de raza, de historia y de relaciones antiguas, ponerse de acuerdo con una institución análoga a las naciones, cuyo origen de civilización moderna le debe la América, estas son: España, Inglaterra, Francia y Portugal. Con respecto a España, por ejemplo, nos permitiríamos indicar el “ Centro de Estudios Americanistas” de Sevilla como una de las instituciones que más cooperaría para llenar los fines de la Academia y asimismo en Francia lo sería la “Société Académique d'Histoire Internationale."

Dicha Academia llenará todos los objetos que se persiguen con el estudio de la ciencia arqueológica y velará por los intereses recíprocos de los países de la América; ordenará su historia, depurándola, en el terreno de la verdad, y con sus estudios acumulativos y comparativos, llevará a la práctica la obra sublime de fijar los caracteres que correspondan a todas las producciones del ingenio moderno panamericano.

Entusiastas por la realización de cuanto nos hemos permitido exponer, más que en abundar con simples razonamientos, los que no se escapan de la mente de los ilustrados arqueólogos americanos y escritores de la ciencia y del arte, queremos buscar, en el terreno de lo práctico, todo aquello que debe servir para completar la labor y fines de la academia antedicha. Así, pues, se deja sentir, como asunto indispensable, la necesidad de una 'Ley general sobre Arqueología americana.”

Esta ley que debe ser dictada por la academia, con la aprobación de los gobiernos panamericanos, reunirá todas las disposiciones y normas a que deben someterse los métodos de investigación, aplicación, exhibición, exportación, conservación, etc., o sea todo cuanto se relacione con la arqueología de los países de América.

En esta legislación deben incorporarse, además de todas las leyes que sobre la materia dicte o tenga en vigencia cada país, todas aquellas disposiciones generales que giren sobre las siguientes bases :


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antiguos de Europa se preocupaban todavía poco de la filosofía o de los fundamentos que puede prestar al desarrollo de sus civilizaciones. Llegaron para vivir i esplotar las riquezas de los nuevos países conquistados sin preocuparse mucho de otras ciencias que las inmediatamente necesarias para vivir. En el curso de los siglos estas condiciones no se han alterado, i un siglo de libertad no ha alcanzado para implantar profundamente un interés tan grande en la contemplación filosófica de la historia i de la vida, para cuya recepción habla faltado cualquier clase de preparación en los siglos que precedieron.

Las condiciones son todavía tan poco favorables al cultivo de la historia en algunos países aquí tratados, que no se conocen todavía más que principios de una historia puramente pragmática, i casi tientan a ridiculizar principios de interés en restos anteriores a la primera inmigración dejados en el suelo del nuevo país ocupado.

Con el cultivo de la historia, de la transformación de la suma del pasado en hechos verdaderamente conocidos con el fin de usarlos como norma en el desarrollo futuro se profundizan las raíces de los estados nuevamente formados en este continente como una garantía de su prolongada, si es posible, eterna existencia. Esta historia se divide necesariamente en dos ramas, la de la inmi. gración de las fuentes europeas de que se ha derivado, i la de la ocupación anterior del suelo ocupado ahora por europeos, por otras razas naciones i jentes, que habían formado en él sus hogares, encontrando en él sus medios de vivir, lo habían defendido contra huestes enemigas, i sufrido luchando en conformidad con el destino del jénero humano. El estudio de la historia precolombiana de los estados formados ahora por europeos debe ser de un interés tanto menos evitable para estos mismos, porque son pocos los estados en que grande porcentaje de la población aborijen no ha entrado como elementos de su población moderna con todas sus virtudes por un lado, vicios por el otro salvados del tiempo antiguo al moderno.

Esta acepción de la idea de la historia no es una cosa nueva en los países europeos. Sus principios coincidieron con el despertamiento de las ciencias en jeneral a fines del siglo XVIII. Desde aquel tiempo innumerables sabios, historiadores, filólogos, antropólogos se han ocupado con la revelación de las fuentes de las poblaciones i culturas europeas, extendiendo poco a poco sus respectivos estudios a las cunas de las civilizaciones europeas en los países del oriente. No suficiente con eso se preparan constantemente para escribir una historia jeneral del jénero humano comprendiendo en esa tanto el desenvolvimiento de las razas, como el desarrollo de las civilizaciones en jeneral, porque sólo así creen comprender completamente los caracteres esenciales del jénero a que pertenecen, perfeccionando siempre más el ideal de la humanidad tanto en la idea como para tratarla prácticamente.

La historia de la ocupación anterior del suelo, ocupado ahora por estados modernos en América, se ha de preparar por medio de la arqueolojia con sus ciencias hermanas la antropolojía, i, aunque en sentido menor, por la pérdida de la mayor parte de las lenguas antiguas, la lingüística. La mayor parte de los documentos con que se ha de escribir esta historia se encuentran enterrados en el suelo, como los artefactos de las naciones pasadas i sus restos corporales, otros, espuestos a la intemperie i a la protección benévola de lo vivientes, se encuentran en la superficie del suelo como monumentos listos para contar los hechos heroicos de las naciones pasadas al que quiere oirlos.

La arqueolojía en el sentido más moderno de la palabra es una ciencia nueva, lo mismo que la antropolojia. La significación del término arqueolojia ha cambiado tanto con respecto a la estensión de las clases de objetos a que se refiere, como con respecto a las enseñanzas de ella derivadas. El tiempo está lejos en que con el término se espresaban principalmente los estudios de los monumentos antiguos del arte griego o romano. Ahora se habla también o más de una arqueolojia ejipcia, prehelénica, babilónica, etc., comprendiendo con esas el estudio de todas las manifestaciones de la vida de estas naciones antiguas i contemporáneas i sucesivas. La aplicación del mismo término al estudio de las antigüedades americanas es de orijen todavía más nuevo. Algunas veces se ha tratado de designar con él el estudio de los monumentos antiguos de algunos países como Méjico sembrados con edificios precolombianos del mismo modo como se hablaba antes de una arqueolojía griega o romana. Más jeneral se ha hecho temprano la acepción de la palabra en el sentido de que significaba el estudio i la recolección de todos los restos dejados por los habitantes antiguos en el suelo americano. Encontrar los restos, describir i llevarlos a los museos europeos o norteamericanos parecía en un tiempo la obra natural i suficiente del arqueólogo americano. Estos tiempos ya no existen o no deberían existir. Como en el mundo antiguo en la arqueolojia ejipcia, babilónica, prehelénica, etc., no sólo se buscan i describen nuevos restos antes no conocidos, sino se los usa al mismo tiempo para la reconstrucción del desarrollo de las civilizaciones pasadas una de otra, de los factores que han contribuído a formarlas, de sus migraciones, paulatina estensión, de las causas que sirvieron a producirlas i después a perderlas, entonces para la reconstrucción de su historia, de la misma manera el término arqueolojía con respecto a los restos dejados por los antiguos americanos parece justificado i solo debería aplicarse, si prescindiendo de fines puramente descriptivos el arqueólogo es capaz de utilizarlos en la reconstrucción del movimiento histórico de las naciones pasadas según los métodos desarrollados en Europa. No cabe duda de que esto es posible hacer con los restos americanos antiguos, por más primitivo o desarrollado que sea el tipo a que pertenecen a veces. Ejercida en esta forma la arqueolojia es más que una mera satisfacción de la curiosidad para saber cuáles son los tipos que han existido en tal o cual parte de América, porque es un colaborador de la historia i la reemplaza en los difíciles campos de la prehistoria en que no hai otros documentos para reactivarla que los materiales de que ella dispone.


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solo allá prescripciones jenerales para mejor protección de los restos antiguos encontrados en terrenos de particulares, i resultados de estudios i escavaciones de un carácter más que puramente descriptivo.

Las condiciones del manejo de la arqueolojia no presentan por eso en ninguno de los países americanos un estado ideal. Tanto respecto a la forma de los estudios como respecto a la protección de los restos antiguos, hai que mejorar mucho en cada uno de ellos para que con esta ciencia se pueda alcanzar el ideal de la dilucidación del pasado para el cual ha nacido. No sólo faltan en la mayor parte de los países museos nacionales en que depositar las reliquias de la antigüedad sacadas del suelo, un personal idóneo para cuidarlas i estudiarlas, estudios del pasado con el material existente fomentados por el Gobierno, espediciones sufragadas por el mismo para estender el horizonte del conocimiento de las civilizaciones pasadas, sino al mismo tiempo crece constantemente el abismo en que desaparecen los restos de la antigüedad que deberían formar el material de estos estudios.

Ya es hora de que todos los países americanos se acuerden del deber que tienen para con los restos del pasado precolombiano de su propio suelo, para hacer renacer de ellos la historia del pasado como mejor panacea de su propio porvenir. En cada estado debería haber al menos un museo de las antigüe dades nacionales, con un personal en parte científico, en parte técnico adecuado. No debería faltar la dotación necesaria para su administración i para espediciones con que se hubieran de solucionar las cuestiones sobre el desarrollo de las civilizaciones pasadas. Los museos deberían abrirse al público gratuitamente, porque la dilucidación del pasado no es una ciencia con fines esotéricos sino para el uso del pueblo mismo, i si es posible, debería ofrecérsele la ocasión de conocer este pasado por conferencias, esplicación de sus colecciones, i orientación espositiva por las ruinas no mui apartadas. No hai estado americano en que a mi parecer no se podría conseguir todo eso con la hacienda existente. La diez milésima parte de las entradas anuales sería a mi parecer en cada uno de ellos suficiente para cumplir con todos esos deberes para con el pasado, suma de todas maneras exígua, si se la compara con inversiones en el cultivo de otras ciencias de provecho mucho menos inmediato para el estado. La formación de uno o dos museos provinciales más, como por ejemplo para Chile en Antofagasta i Concepción, para el Perú en Trujillo i Cuzco o Arequipa, sería conveniente en muchos de los estados grandes para el mayor despertar del interés rejional en el estudio de las antigüedades de partes más apartadas del centro. Algunos de los países disponen ya de las capacidades que podrían organizar este servicio del estudio del pasado (por ejemplo J. Jijón i Caamaño en el Ecuador). Otros que no están en esta condición, deberían principiar asegurándose los servicios de profesionales instruídos en el estranjero antes de disponer de capacidades nacionales formadas en el país o fuera de él. La falta de un servicio nacional del estudio del pasado, tendría por otro lado para cada país otra desventaja, la de no poder rechazar la intrusión de expediciones estranjeras, que hacen los mismos estudios en beneficio de instituciones forasteras. Porque ya está tan desarrollada la ciencia del estudio del hombre en jeneral, que no puede pararse ante el límite de países especiales, que no quieren participar en el concurso científico del mundo. Tanto menos evitable es ahora poner en ejecución la obra del estudio del pasado de cada uno de los países pertinentes, porque con la creciente destrucción de los restos antiguos aumenta diariamente el peligro de no poder ya dilucidar lo que es digno de saber para el hombre.

La protección de los restos antiguos por ley persigue el fin de conservar esta preciosa propiedad para la nación i contribuir al mismo tiempo al éxito


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por el estudio aferrado por los científicos de todos los países. Numerosos tipos extraños, como aquí en Chile el de los Changos, en Bolivia por ejemplo el de los Uros, tipos craneolójicos primitivos encontrados en los yacimientos antiguos de diferentes países, sólo tendrán su esplicación después de haberse estudiado todo el material existente en el continente, lo que presupone el concurso de todos los científicos de todas sus partes.

También la unidad en el desarrollo de las civilizaciones es más grande en América que en cualquier otro continente de iguales dimensiones. Hai vestijios de una capa orijinal de civilización primitiva con numerosos objetos de carácter paleolítico en las rejiones más distantes del continente. Pero el número de las localidades en donde esos se conocen es hasta ahora pequeño. Es necesaria la cooperación de la ciencia en todos los países americanos, para elevar a la luz clara del día las pruebas de la extensión sobre el continente de este infimo grado de cultura orijinal, con que se ha de confirmar una unidad e igualdad en el carácter de las poblaciones antiguas ya para un período, que por su gran distancia del tiempo presente habría permitido presunciones de carácter mui diferente. En las partes más distantes del continente se repite el uso de ciertos instrumentos i costumbres primitivas, que, por faltar en las otras grandes partes del mundo, indican un intercambio interior o distribución desde un solo punto de una civilización orijinal para un período que, por no esplicarse con la dis. tribución presente de naciones estables, habrá presentado condiciones mui diferentes de intercurso i trato entre las naciones pasadas. Hai que mencionar en este respecto ante todo la forma específica americana de los ornamentos insertos en los labios, el uso de tubos para absorber rapé en el norte extremo como en todo el sur, tipos específicos americanos de la estólica usados en las partes más distantes del norte, centro i estremo sur.

El enorme número de tribus indíjenas de diferente hábito, lenguas i costumbres, que llenan el continente americano i lo llenaron más al tiempo de la conquista se presentan sin embargo en un número solo pequeño de diferentes niveles de cultura jeneral despertando la impresión de que diferentes olas de graduada civilización se habían sobrepuesto una a otra en el curso de muchos siglos. Estas aparecen estratificadas una sobre otra algunas partes, escalonadas, como si no se hubiesen tapado enteramente, en otras. Las tribus del estremo sur representan todas un nivel de civilización mínima, como si las olas de civilizaciones superiores subsiguientes se hubiesen roto contra ellas antes de cubrirlas. Según la configuración jeográfica presentan otras rejiones en parte niveles orijinales de civilización de alcance mayor, otras de alcance menor con mucha variedad en los desarrollos individuales. Uno de los mejores etnólogos europeos ha creído distinguir siete olas de civilización baja orijinal que se hubiesen estendido de esta manera sobre el continente anteriores al principio de las más altas civilizaciones. El orijen i el proceso de la estensión rejional de los diferentes niveles son todavía desconocidos. Tal es el tipo de las cuestiones históricas relativas al desarrollo del continente antes del princi. pio de las más grandes civilizaciones i se necesita el concurso científico de todas las naciones modernas también por medio de la arqueolojía para poder resolverlas i adueñarse también en la idea del continente, que por acuerdo común ocuparon en tiempo relativamente nuevo.

En forma de solución menos difícil, aunque apenas emprendida se presentan los problemas referentes al desarrollo de las últimas civilizaciones. El arreglo cronolójico de las diferentes civilizaciones peruanas hecho ahora significa relativamente poco en comparación con el núcleo i todo el montón de problemas conectados con la cuestión del primer principio, la distribución i el desarrollo de las civilizaciones en todo el continente americano. No cabe duda de que,


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(a) En la formación i desarrollo de museos arqueolójicos i antropolójicos nacionales, para depositar en ellos los testimonios del pasado precolombiano;

(0) En la dotación de estos museos con el adecuado personal científico I administrativo;

(c) En sufragar expediciones i otros estudios para el mejor conocimiento de las épocas pasadas insuficientemente estudiadas;

(d) Medidas de protección de monumentos i otros restos precolombianos nacionales donde estas parecieren necesarias.

II. Todos los estados dictarán una ley para mejor protección de las antigüedades nacionales, con estipulaciones más o menos en este sentido:

(a) Es prohibido deteriorar los monumentos u otros restos de antigüedad que se encuentran a flor del suelo en terrenos pertenecientes al estado como también hacer excavaciones en los yacimientos arqueolójicos en terrenos pertenecientes al estado sin autorización gubernativa.

(b) Se prohibe en lo absoluto la destrucción i deterioro de los monumentos i demás restos históricos que se encuentren en propiedad particular para buscar huacas o tesoros o con cualquier otro fin sin previa autorización del gobierno."

(c) En todos los estados americanos se formará un rejistro de los monumentos, yacimientos arqueolójicos i otros restos antiguos existentes. Este debe contener datos sobre su situación, extensión, forma jeneral i, si es posible, posición cronolójica. Como término de su conclusión se prevee el fin del vijesimo año después del acuerdo internacional. Servirá de base para las medidas de protección i operaciones arqueolójicas consecutivas sin excluir los complementos necesarios ulteriores que resultasen de nuevos descubrimientos.

(d) Para explotar los monumentos i estudiar excavar yacimientos arqueolójicos que pertenecen al estado o se encuentren en los inmuebles de particulares, el gobierno podrá conceder la autorización necesaria.

(e) Los permisos para las exploraciones sólo podrán ser concedidos renombradas instituciones científicas del país o, en segundo lugar, del er. tranjero.

(f) Los gobiernos no autorizarán ninguna excavación en los cementerios i sepulturas antiguas que no se haga por arqueólogos i etnólogos profesionales, o privados de reputación internacional alcanzada por publicaciones de carácter arqueolójico. La competencia de comisionados en algún otro ramo de las ciencias históricas o naturales no forma suficiente título para el ejercicio de las funciones singulares del arqueólogo.

(9) El dueño de un terreno particular en que se practiquen excavaciones tendrá derecho a indemnización de daños i perjuicios i hasta la tercera parte de los productos de la excavación. Además tiene el derecho de pedir, que los objetos hallados en el terreno de su propiedad se reserven para las colecciones nacionales del país, aun si la exploración se hubiese llevado a cabo por comisión extranjera.

(h) En el caso de una necesidad apremiante de la excavación de un yaci. miento arqueolójico i en el del descubrimiento casual de un yacimiento antes no conocido el dueño del terreno particular avisará a la autoridad local para que el gobierno neda tomar sus medidas de precaución antes de la prosecución del trabajo. El trabajo tiene que quedar parado en expectación de las órdenes del gobierno por unos cinco días antes de continuarlo.

(i) Queda prohibida la exportación de los artículos de arte provenientes de las ruinas 1 yacimientos arqueolójicos del país. Pero el Gobierno puede

1 Comp. Art. III del proyecto de ley peruana sobre protección de los monumentos antiguos, formulado por el Instituto Histórico del Perú en 1907 (Apéndice 2).

Comp. Art. II de la ley boliviana de 3, X, 1906 (Apéndice 3).


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gués lo que se habla en el Brasil, y sea español lo que se habla en las repúblicas de origen hispánico.

Algo se ha estudiado el Folklore en los países latino-americanos, pero no en la proporción que se debiera.

Hasta ahora no han existido en estos países, que yo sepa, otras sociedades de índole folklórica que la fundada en Santiago de Chile, en julio de 1909, por un grupo de caballeros chilenos en compañía del profesor alemán Dr. Rodolfo Lenz, con el nombre de Sociedad de Folklore Chileno, y la Deutschen Lehrerverein Buenos Aires, que publica sus trabajos de folklore argentino en la Zeitschrift für Argentinische Volks- und Landeskunde,' el cual cuenta ya tres años de vida. Empero, los países de la América Latina que mayor contingente han aportado al adelanto de esta ciencia son, fuera de duda, el Brasil y Chile, en el primero de los cuales ocupan lugar prominente las obras de los señores João Ribeiro, Mello Moraes Filho, Auta de Souza, Silvio Romero, Pereira da Costa, Alfredo de Carvalho y otros.

La Sociedad de Folklore Chileno, actualmente Sección de Folklore de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, publica sus estudios, desde 1911, en una revista de la cual han salido hasta la fecha cinco volúmenes, que comprenden diversidad de monografías sobre casi todas las cuestiones que abarca el Folklore; y conserva inéditos, para que vean la luz a medida que les llegue el turno, gran copia de trabajos leídos en las sesiones públicas que celebra quincenalmente con toda regularidad, y que, por sí solos, podrán formar otros cinco volúmenes.

Además de los trabajos que contiene esta publicación periódica, se han dado a la estampa, en Chile, sobre la misma materia, muchísimos otros de reconocida importancia y del mayor mérito, tales como los volúmenes sobre Romances populares y vulgares y sobre Mitos y Supersticiones (2a edición) del señor don Julio Vicuña-Cifuentes; los cuadros de costumbres populares de los señores don Francisco Zapata-Lillo y de don Clemente Barahona-Vega ; los estudios sobre refranes de este último y los de don Agustin Cannobbio, etc., que han aparecido en libros o en la prensa periódica.

Ha ocurrido lo mismo en la República Argentina, con procedencia de la cual puedo citar las interesantes obras de don Godofredo Daireaux y muy en particular el grueso volumen de Adivinanzas Rioplatenses del Dr. Roberto Lehmann-Nitsche, que se recomienda de manera especialísima por el sistema de clasificación completamente nuevo de las numerosas adivinanzas que contiene. En lo que toca al Ecuador merecen mención especial los Cantos populares del Ecuador de Juan León Mera ; y en cuanto a Cuba, los dos estudios sobre el Romancero tradicional, que se deben, respectivamente, a la señorita Carolina Poncet y de Cárdenas y al señor don José María Chacón y Calvo, y otro sobre los Negros Brujos, del señor don Fernando Ortiz.

De la América Septentrional no conozco sino los estimables estudios sobre Folklore español de Nuevo México, obra del profesor señor don Aurelio M. Espinosa, que constituyen una de las más valiosas aportaciones a la ciencia de las tradiciones populares en el Continente Americano.

Y bien, todos estos trabajos, aunque llenos de interés y de valor científico, carecen de unidad, pues sus autores los han elaborado, cada cual, según su propio criterio; y es evidente que los que en adelante se emprendan ganarán sobremanera y prestaran más positivos servicios al Folklore universal, si se les metodiza y se les uniforma, sujetándolos a una pauta o a un programa sobremanera y prestarán más positivos servicios al Folklore universal, si se dirección común.

1 En Panamá se fundó en 1911 una Sociedad de Folklore, pero no hizo publicaciones.


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The differences in architecture are apparent. The habitations of the natives of Mexico were neither terraced community houses like the pueblos, and they had no specialized subterranean kivas. Their temples for worship instead of being underground were, as a rule, built on artificial mounds. The secular buildings were not community homes but scattered dwellings grouped in rancherias.

The pottery of the two cultures differs greatly in shape, symbolism, and decoration. The economic life of the Aztecs was quite unlike that of the pueblos. There are startling resemblances in their mythology and ritual, many of which may be traced to diffusion or migration.

Between the geographical region of the true pueblo culture as here defined and that of sedentary peoples of Mexico lies southern Arizona and New Mexico, inhabited by a people whose culture was different from that of either true pueblos or Aztecs. Between the former culture in this region and certain forms of Mexican culture there is a distant relationship, which I am not called upon to consider in this brief paper.

Although there are few resemblances between the Mexican and pueblo culture in its purest form, there are relations in their prepuebloan stage; but we need not look so far as Mexico for the nearest kin of this early prepuebloan culture. It exists in southern California and on the plains east of the Rocky Mountains; to these we may look for its closest relationship.

I believe we may accept the theory that, while there are relationships between the prepuebloan stage and like cultures outside the pueblo area, the pueblo culture is distinct from all others. As we go back in history we find the manners and customs of pueblos and Mexicans converging to conditions where a similarity is more marked than in later development. This approach to a uniformity in early relationships is not only more pronounced in the two peoples considered, but also exists throughout the whole southwestern portion of the United States, California, and Central America, and in a measure among all people west of the Mississippi. But when we come to consider the relation of the aboriginal culture of the pueblos of the present day and that of Mexico, both of which are modified by Spanish influences, we recognize that we are dealing with divergences brought about by local influences. The culture of modern pueblos, like that of the present Mexicans of Aztec descent, resembles each other, but the condition of both just before modification by white men was ever more divergent.

The pueblo culture originated just where it was found by the Spanish conquerors in our southwest, and it is not necessary for us to look elsewhere for the cause which produced this peculiar and specialized form. The various types of culture in Mexico-Toltec, Aztec, and Maya-are products of their specialized environment, originating practically where the explorers found them. They are radically different architecturally and from a ceramic point of view, so that the question of a relationship between pueblo culture and that of the Mexicans is largely a speculative one, resolving itself into the much larger question of the relative influences of heredity and of environment in culture history.

When we come to a consideration of the mythology and ritual of the Aztecs and pueblos, we find resemblances, but not more than exist in all primitive culture. The creation myths and migration stories of the Aztecs and of the Hopi or Zuñi indicate a radically different origin, and they can not be supposed to have been derived one from another, although a derivation from a common stock is not impossible. The Aztec as we know them from the early accounts were a sanguinary people, given to war, practicing human sacrifices, worshiping a pantheon of gods, the majority of which are characteristic. The pueblos, on the other hand, were an agricultural people, their gods being mainly those who control growth and germination of corn and the production of rain.


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As the largest proportion of delinquents is below intellectual par, the States which make proper provision for their feeble-minded should show the smallest proportion of delinquents.

Now, the detection of a feeble intelligence is a relatively simple problem of neurological diagnosis, for while none of the numerous tests in our possession is absolute, and all of these require understanding for their application and interpretation, yet taken together they furnish an almost unexceptionable criterion of intellectual status. Even, however, if their testimony were only presumptive, the few mistakes possible would soon be rectified by the kind of intelligent observation the child would receive during training after commitment to the care of the State.

Even when feeble-mindedness is not the issue, congenital dispositions are to be considered, not that for a moment it need be implied that criminality or delinquency per se is transmisssible. The wonderful study of Edith Spaulding and William Healy ' gives the quietus to this Lombrosian shibboleth. They say:

In no one case of the thousand have we been able to discover evidence of antisocial tendencies in succeeding generations without also finding underlying trouble of a physical or mental nature or such striking environmental faults or maladjustments as often develop delinquency in the absence of defective inheritance. If a normal individual were brought up in dives of vice from infancy, with no moral enlightenment, he, too, would be a poor type of citizen. The problem is not the simple one of the transmission of feeble-mindedness or a Hapsburg lip, where the law of Mendel clearly applies, but that the belief in inheritance of criminal characteristics is still a prevalent one is perhaps best shown by the fact that eight States have already adopted measures providing for sterilization of confirmed criminals.

Family charts alone, without detailed development and environmental history, are no proof of the inheritance of criminality, no matter how many criminals they show. The complicated nature of causation in every case has to be reckoned with by anyone who would urge the acceptance of any theory of causation of criminality, heriditary or otherwise.

I therefore reproduce two of their charts and commentary to illustrate the manner of inquiry which has led to these statements.

Chart I represents extremely bad home environment. In this family all but one member had court records. The mother, an alcoholic paranoiac, is reported to have been in prison about 75 times. A very little alcohol is said to “make her crazy." She quarrels with her landlord, is suspicious of her neighbors and in her tantrums “smashes everything." The father has served several terms, once at least for robbery, and has sometimes also paid a fine. The family very frequently moved, and the family circle has often been broken up by arrests and sentences. The children have suffered much from poverty.

11.4 (son), 22 years old, had been arrested 6 times. 11.7 (son), 20 years old, had been arrested 7 times. 11.8 (girl), 18 years old, had been arrested 5 times. 11.11 (boy), 14 years old, had been arrested 11 times. All were sent several times to industrial schools or reformatories.

With such an environment we do not consider this chart any proof of the existence of criminal inheritance. As far as can be ascertained all the children seem to have normal mentality.

Chart II represents a fearful home environment, in which insanity, feeble mindedness, alcoholism, and criminality figured. However, even with the bar heredity expected from these factors, the four children who were taken from the home and brought up elsewhere have turned out well, while the two who were left in the home became criminalistic.